El vudú nació naturalmente en el corazón de África negra, pero viajó con los esclavos hacia Haití, una isla del mar Caribe, que transformada en un mercado de trata de negros se pobló con una raza diferente, compuesta por distintas tribus que traían consigo sus creencias y sus costumbres.
Al principio, las costumbres entre negros y blancos, o sea entre esclavos y amos no se mezclaron; pero más tarde, en 1804, proclamada ya la independencia de Haití como Nación libre, el vudú se afirmó y desarrolló conservando el sincretismo del santoral y las ceremonias propias del cristianismo.
Naturalmente fueron numerosos los hombres blancos que empezaron a celebrar los ritos vudús junto con los negros, dando forma a un culto politeísta, mezcla de la magia de la selva, con creencias católicas.
Concebido como el más temido de los tipos de brujería existente, el vudú ha llegado a confundirse con la "misa de la muerte", la "magia del mal" o el "embrujamiento de las almas". Lo cierto es que dentro del vudú se han entrometido falsas creencias originadas por avispados negociantes, que han hecho un floreciente comercio en el que se venden toda dase de fetiches, amuletos, velas, inciensos e incluso muñecas vudús para los maleficios.
Esta segura fuente de ingresos que rodea a una auténtica religión, hace anualmente que dentos de turistas viajen a Santo Domingo o a Nueva Orleans en busca de los esclavos inanimados llamados zombies, qué al parecer los sacerdotes vudús logran transformar. Claro está que las verdaderas ceremonias vuduístas quedan para la intimidad de sus creyentes, lejos de los inciensos para aumentar la potencia sexual que buscan los curiosos.
Hoy, el vudú se ha convertido en un culto afro-haitiano secreto al que sólo tiene acceso los iniciados (llamados hounsi) y algunos invitados de los papalois (sacerdotes) o mamalois (sacerdotisas) vudú.
Que es el Vudú
En cuanto a su etimología se ha tratado de derivarlo del vocablo vodoun (voz utilizada en Guinea para referirse al culto de la serpiente). En efecto, los vuduístas adoran a una serpiente dentro de su jaula como una representación de carácter divino. Y de acuerdo a su tradición, desde Ifé, en Yoruba (Africa), lugar legendario y misterioso, desciende la revelación divina bajo la forma de una culebra.
El olimpo haitiano está enormemente poblado por sus dioses llamados también "loas", los cuales son casi innumerables. A ellos, los creyentes acuden con frecuencia suplicando una bendición para sí mismos, para un amigo o familiar, o una maldición para un enemigo. Los se representan mediante diagramas o dibujos como verdaderos talismanes protectores.
Esta legión de loas de la religión vudú han sido tomados de diferentes regiones del África occidental, asimilados hoy en Haití para formar parte de distintas "naciones" o "familias" que llevan generalmente el nombre africano del lugar de origen: Arada o Rada, Ibo, Congo, Nago, etc.
Cada nación tiene un rito diferente con diversas prácticas litúrgicas, aunque se puede afirmar que algunos loas son servidos por todos los ritos en forma universal.
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