-Cada día, devolvamos bien por mal, y también bien por bien.
-Debemos dejar de lado las frivolidades de la magia negra, abandonar las ideas de hacer el mal y olvidarnos de la envidia, la venganza y la revancha.
-Evitemos ponernos límites y negarnos a las cosas antes de que sucedan, pero cuidémonos de no reconocer nuestras limitaciones: una vez establecidas, pueden ser superadas.
Los puntos máximos de la magia eterea
-Jamás debemos interferir en la voluntad ajena, ni intentar cambiar la vida de los demás. Cada uno debe recorrer su propio camino.
-La culpa nunca es buena, nos retrasa y hace que perdamos la capacidad de movemos. Hay que aprender a disculparnos por nuestros errores.
-Las malas influencias no existen. Todo contacto con otras personas nos enseña algo sobre nosotros mismos. La magia no es para alejar a nadie ni para evitar la conjunción de dos personas, sino para completarnos y crecer como personas.
-No debemos dejar que las malas cosas nos envilezcan y hagan desaparecer nuestra fortaleza y armonía internas.
-No existen los enemigos. Quien creemos nuestro antagonista puede dejar de serlo con solo comprender que nadie puede hacernos mal si no se lo permitimos.
-Tenemos que dejar de culpar a los demás por nuestras penas y errores. Tan solo hemos fracasado si así lo pensamos.
-En resumen, debemos hacernos responsables de nosotros mismos, de nuestra vida, de nuestros errores y de nuestros éxitos. Apreciarnos es un paso hacia delante y un acto de amor tan mágico como cualquier hechizo.
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