Puerto Príncipe, particularmente, concentra los sacerdotes más especialistas en "trabajos con muñecas vudús". Unas muñecas construidas con manteca, miga de pan y especialmente cera, que obran como modelo de algunas personas a las cuales se desea representar como víctima de un maleficio.
Para ello se necesita de la aprobación del hungán, quien para colaborar querrá saber el motivo del maleficio planeado. Si éste no está justificado negará su colaboración; por el contrario, aprobado el pedido ya sea por haber robado, embrujado o infringido la iniciación, el sacerdote combinará los materiales de construcción de la muñeca con algo que pertenezca a la persona enemiga, como restos de uñas, trozos de tela o cabellos de la víctima.
La muñeca es atravesada con alfileres y después de un complejo ritual acompañado con maleficios de palabras, la persona en cuestión entrará en síntomas, aunque esté a miles de kilómetros. Tal es la creencia haitiana, aunque hay también excepciones en las que esta práctica no surte efecto. Esto es para los individuos que disponen de poderosos espíritus protectores o bien que llevan protecciones de contra la magia. Por esta razón, en Haití casi todos los ciudadanos están iniciados en el culto vudú, a fin de protegerse a sí mismos y proteger sus casas y familias.
Que son las muñecas Vudu
El fabricante de la muñeca mágica usa esta representación como receptáculo del pensamiento del maleficio tintando con sangre preferentemente de gallina o conejo y dando, a su entender, vida palpitante a la muñeca. Una vez finalizado el ritual, existe la costumbre de colocar la demanda (muñeca) ante la puerta de la casa de la víctima, para que el maleficio sea más eficaz. Este ritual, cargado de un fuerte contenido teatral para los hombres de ciencia, se denomina en los vocablos afrohaitianos "Wanga" y es objetivo, aún hoy día, de estudio bajo todos sus aspectos.
Lo cierto es que cuando una persona cree plenamente en el vudú, basta que un brujo haitiano le amenace con una muñeca para que ésta enferme y de inmediato debilite sus pensamientos.
De hecho, cuando se toma consciencia del maleficio obrado, los familiares llevan a la víctima a otro brujo para que éste rompa el conjuro desatado. Es aquí donde se confunde el dogma religioso del vudú, ya que en muchos casos un sacerdote ejerce el poder del bien y del mal. A pesar de las prohibiciones algunos papalois someten la voluntad de los espíritus en respuesta a las plegarias de quienes recurren pagando cos¬os muy elevados por sus servicios; a veces tan caros que deben pagarse con el alma de algún familiar, quien una vez "señalado" habrá de convertirse en futuro zombie.
Finalizando, vale citar aquí las palabras del ex dictador de Haití Francois Duvalier: "Quedo convencido de que el vudú, tarde o temprano formará parte sólo de nuestro folklore". Al decir de los vuduístas: "el verdadero sacerdote religioso no debe tener ningún contacto con la brujería, aunque efectivamente hay hechiceros que nada tienen que ver con los sacerdotes del vudú". ¿Son los negros más supersticiosos que los blancos?
Por lo pronto Ud. y yo seguiremos apostando a la buena suerte aunque a partir de hoy seamos cómplices de una atrevida realidad: "Aunque en medio de la oscuridad nocturna hay tambores rítmicos, incesantes, monocordes que envían su mensaje; tal vez su sonido no provenga ya del África negra, sino de esta selva de cemento en que nos toca vivir".
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